La Asamblea Especial para el Sínodo de los Obispos para la Región Panamazónica se reunió en octubre de 2019 para tratar sobre la Amazonía desde el punto de vista ecológico y de protección de la protección indígena.

Fruto de este encuentro es el documento final “Nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral” (Editorial San Pablo, Madrid, 2019).

Son numerosas las referencias a la “casa común”, en la línea ya apuntada por el Papa Francisco (por ejemplo, “Queremos cuidar nuestra ‘casa común’ en la Amazonía y proponemos nuevos caminos para ello” —pág. 55—). En realidad, la Doctrina Social de la Iglesia ha acogido desde antiguo el enfoque ecológico (pág. 66).

De este texto destacamos diversos aspectos:

La importancia de la Amazonía no solo para el continente americano sino para todo el planeta, como “corazón biológico de una tierra cada vez más amenazada”.

Se acusa claramente al codicioso y colonizador Occidente (pág. 42), y a un “modelo económico de desarrollo depredador y ecocida” (pág. 43, también págs. 56 y 57), de manera un tanto maniquea, de la situación de las comunidades de la zona: “La vida de las comunidades amazónicas aún afectadas por el influjo de a civilización occidental se refleja en la creencia y los ritos sobre el actuar de los espíritus de la divinidad, llamados de innumerables maneras, con y en el territorio, con y en relación con la naturaleza” (pág. 17).

Se determina que la labor evangelizadora, basada en una ecología integral que abrace a los pobres para alcanzar la justicia social, siga las pautas de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (pág. 57).

La ecología integral y el modelo de desarrollo deben regirse por criterios que no pasen por encima del medio ambiente y de los derechos humanos: las personas se deben poner en el centro (págs. 61 y 62).

Del mismo modo que desde una perspectiva laica se ha comenzado a reflexionar sobre el delito de ecocidio, desde el prisma espiritual surge una propuesta del “pecado ecológico”: “acción u omisión contra Dios, contra el prójimo, la comunidad y el medio ambiente. Es un pecado contra las futuras generaciones y se manifiesta en actos y hábitos de contaminación y destrucción de la armonía del ambiente, transgresiones contra los principios de interdependencia y la ruptura de las redes de solidaridad entre las criaturas […] y contra la virtud de la justicia” (pág. 68).

Se acuña igualmente el concepto de “deuda ecológica”: “Como manera de reparar la deuda ecológica que tienen los países con la Amazonía, proponemos la creación de un fondo mundial para cubrir parte de los presupuestos de las comunidades presentes en la Amazonía, que promueven su desarrollo integral y autosostenible, y así también protegerlas del ansia depredadora de querer extraer sus recursos naturales por parte de las empresas nacionales y multinacionales” (pág. 69).

 

Referencias en el blog

La poliédrica visión económica del Papa Francisco (2015).

«Oeconomicae et pecuniariae quaestiones»: la Santa Sede se posiciona (2018).


José María López Jiménez

Especialista en regulación financiera. Doctor en Derecho

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