(Publicado en Diario Sur el 5 de febrero de 2022)

Fernando Alonso y Víctor Heredia, citando a Isabel García Lorca, refieren que los poetas del 27, tan vinculados a Málaga, como los primeros surrealistas con su mundo onírico, “todo lo hacían como jugando, pero dándole en el fondo la importancia y la trascendencia que los demás le dieron después”.

Esta reflexión es aplicable, sin duda, a ellos mismos, aunque es posible que no sean conscientes de la labor que desde hace algunos años vienen realizando en pro de esta ciudad y de su autoestima, sin caer, desde luego, en excesos de ningún tipo, tan alejados de la propia “forma de ser malagueña”. Los autores aluden en algún pasaje del libro al característico “autodesprecio” tan arraigado en la ciudad. Un análisis no apasionado y objetivo permite constatar lo infundado de esta presunción.

Nos encontramos ante una recopilación de artículos publicados en Sur en los meses de verano de 2019 y 2020, hecha realidad gracias al diario, a Edufinet y a Ediciones del Genal. La recaudación por la venta se destinará a rehabilitar las librerías Proteo y Prometeo, símbolos de la cultura malagueña.

Este mosaico de artículos, como los azulejos de “El Quijote” del Gaona, adquiere otra dimensión y brillo una vez que sus “teselas” se sistematizan y se ordenan, se explican y se entienden.

Los autores se autodefinen en la obra como “compañeros de correrías culturales”, aunque pecan de modestia: sus análisis, partiendo de la cercanía, del recuerdo, de las vivencias del día a día, y del acceso directo a algunos de los protagonistas y a las diversas fuentes bibliográficas, son profundos, aunque sus escritos prescindan deliberadamente de una factura académica para llegar a un público amplio.

Tienen Alonso y Heredia una infrecuente habilidad para, partiendo de su propio interés de investigación, generar puntos de encuentro con el lector y, desde ahí, explorar en 100 artículos que darían para 100 libros la Historia de la ciudad, sus personas y personalidades.

Particularmente interesante, y quizás inexplorada, sea la apuntada relación de Málaga con Génova: desde allí llegaron los Picasso, pero también Félix Solesio, visionario emprendedor y fundador del Arroyo de la Miel, a la par que protegido de José de Gálvez, y, años antes que todos ellos, aunque no se les mencione en la obra, los banqueros genoveses, entre los que descollaron los Centurión, cuyo influjo alcanzó la corte de los Austrias.

No solo se fijan en los grandes personajes históricos —aristócratas, artistas, políticos, militares, empresarios, intelectuales…— que, nacidos o no aquí, han pasado por Málaga y son, cada uno a su modo, todos malagueños. Al contrario, otorgan la misma importancia a las personas que, en clave de los pensadores del 98 con su “intrahistoria”, también ligados a Málaga, han dado vida a la ciudad.

Pero no crea el lector que va a encontrar en la obra una mera visión costumbrista. Solemos afirmar —y con razón— que, a pesar de su gran tamaño, Málaga es una “gran familia”; de hecho, sería extraño que algún lector no tuviera relación de primera mano con alguna de las historias que nos cuentan Alonso y Heredia (en mi caso, queda expreso rastro del paso como empresario de mi bisabuelo, Sebastián Marmolejo, por un rincón único de la ciudad…).

Este microcosmos irradia su gota de luz, al igual que recibe la de otros, lo que permite, paradójicamente, que una parte refleje la luminosidad del todo, y que tan malagueño sea un Chiquito, por ejemplo, como un Cervantes, un Heredia, una Grund, un Larios, las Livermore, un Hemingway, una Woolsey, un Brenan o un Welles, incluso los descendientes del emperador Moctezuma.

Con claras resonancias “kavafianas”, en el libro se afirma que “el tesoro de la Cueva del Tesoro es la propia cueva”. De Málaga podemos decir lo mismo, así que, con libros como “Málaga a la sombra de la historia”, conozcamos nuestros antecedentes, curiosidades y anécdotas, y trabajemos para entregar un legado mayor a las generaciones venideras, pero, entretanto, disfrutemos de esta pequeña y universal ventana abierta al paraíso.


José María López Jiménez

Especialista en regulación financiera. Doctor en Derecho

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