A Francisco Luzón me referí, sin citarlo expresamente, en el artículo escrito al alimón con Rafael Muñoz Zayas publicado el 23 de febrero de 2012 en Málaga Hoy, titulado «El “carpe diem” retributivo»: “Hace ya algunos años, Amusátegui y Corcóstegui se embolsaron, respectivamente, 43 y 108 millones de euros, por la salida de la entidad financiera en la que prestaban sus servicios. Más recientemente, se ha hecho público el caso de otro banquero que ha recibido 56 millones de euros gracias a su retirada de la vida activa y pase a la contemplativa”.
En efecto, el banquero de los 56 millones de euros fue Luzón, como consecuencia de su desvinculación de Santander.
Poco tiempo después, en 2014, le fue diagnosticada una esclerosis lateral amiotrófica (ELA), que es una enfermedad degenerativa incurable, cuyos pacientes tienen una esperanza media de vida de cinco años.
En el diario El País de 23 de junio de 2019 se publica una emotiva entrevista a Francisco Luzón, que “ni habla ni escribe” y, para responder al cuestionario planteado, “usa una tableta que le ponen ante los ojos, mira letra a letra el teclado y un sintetizador reproduce sus palabras”.
Ha constituido una Fundación que lleva su nombre (@FundacionLuzon), a la que ha aportado un millón y medio de euros, que trata de encontrar una solución para esta terrible enfermedad.
A pesar de estar “incapacitado al 100%”, anímicamente se encuentra “muy bien, con el cerebro más activo y positivo que nunca”.
De la entrevista, que merece ser leída en su totalidad, destacamos dos preguntas, una relativa al dinero y otra a la Responsabilidad Social Corporativa:
“P. ¿Para qué sirve el dinero cuando no sirve de nada?
R. No es cierto. Ahí está el caso de Amancio Ortega y el mío. He creado una Fundación para ayudar a mis compañeros con ELA. El dinero es como el estiércol: de nada sirve si no se esparce.
P. Pfizer no acometió un ensayo clínico por su gran coste. Usted fue banquero. ¿Lo entiende?
R. No. Eso no es tener responsabilidad social, imprescindible en todas las empresas, en especial en las farmacéuticas”.
En cuanto al dinero, además de mostrar su propio ejemplo, cita a Amancio Ortega, que también ha puesto parte de su fortuna al servicio de la salud de todos, y nos confirma lo que intuíamos: que la utilidad social del dinero no está en amasarlo sino en movilizarlo.
En cuanto a la Responsabilidad Cocial Corporativa, Luzón afea a Pfizer no haber acometido un ensayo clínico por su coste económico, sin considerar la generosidad que las grandes corporaciones, particularmente las del sector de la salud, deben mostrar. Lo financiero y la defensa de los accionistas es relevante, pero también lo es lo no financiero y la promoción de las expectativas de otros grupos de interés.
La entrevista se cierra con un consejo de Luzón, a quien le deseamos toda la suerte del mundo, con resonancias del poeta latino Horacio: “vive cada minuto como si fuera el primero de tu vida”.
1 comentario
NCC · 5 julio, 2019 a las 12:00 pm
Excepcional artículo. Felicidades por conseguir la mezcla de dos elementos inmiscibles, el dinero y la sensibilidad.
En la introducción de » Breves respuestas a las grandes preguntas» de Stephen Hawking puede leerse con idéntica similitud biográfica respecto a S.Hawking, como el dinero y la fama no significan nada ante una situación así. Todo en su justa medida y …Carpe Diem.