José Luis Feito ha publicado en “Actualidad Económica” (7 al 13 de mayo de 2018) el artículo “Por qué el mundo sería un lugar menos próspero sin los banqueros”. En su último párrafo podemos leer: “La causa última de estos recelos reside en que la banca trata dimensiones de la acción humana (el riesgo y el cálculo temporal) en las que las ideas y las decisiones del individuo están especialmente plagadas de sesgos cognitivos que nublan el juicio y oscurecen la verdadera realidad de las cosas”.
A la relación entre el tiempo y el crédito dedicamos una anterior entrada de este blog (“Tiempo y crédito”), donde dejamos escrito esto: “Pero ahora no nos interesa referirnos al capitalismo como modo de producción, sino como nexo entre el presente y el futuro, como modo de burlar el transcurso natural del tiempo en beneficio de las personas”.
Asimismo, en este post citamos a Yuval Noah Harari (“Sapiens. De animales a dioses”): “El crédito nos permite construir el presente a expensas del futuro. Se basa en la suposición de que es seguro que nuestros recursos futuros serán muchos más abundantes que nuestros recursos actuales. Hay toda una serie de oportunidades nuevas y magníficas que se abren ante nosotros si podemos construir cosas en el presente utilizando los ingresos futuros”.
La materialización práctica de todo lo anterior se articula a través del denostado e incomprendido sistema bancario, del dinero y del crédito.
Sorprende —incluso no deja de agradar, pues confirma las posibilidades que nuestra sociedad brinda— que los que lanzan las críticas más feroces contra el sistema terminen sucumbiendo a él para anticipar el esplendor que está por venir (máxime cuando “El endeudamiento hipotecario por vivienda se ha visto incrementado un 0,15% durante el último trimestre, alcanzando un resultado medio de 121.123 €” —“Estadística Registral Inmobiliaria”, primer trimestre de 2018, Registradores de España—).
Mucho se tiene que confiar en el futuro para solicitar —y conceder— un préstamo hipotecario de 540.000 euros cuando los ingresos del porvenir, más allá de la abundancia presente, dependen, en última instancia, de los electores.
1 comentario
juanJo · 20 mayo, 2018 a las 7:22 pm
Tengo entendido que estos y otros muchos de nuestros queridos políticos son funcionarios y tienen su nómina más que garantizada, pues aunque dejen su puesto político (voluntariamente o no) gozan de una excedencia en puestos de trabajo públicos (como universidades, institutos de secundaria, registros de la propiedad…) y sino para eso están las puertas giratorias o los puestos políticos: en la estructura del periodo, como consejeros o asesores, en alguna consejería u organismo o instituto de lo que haga falta.
Así que ellos están seguros de poder pagar la hipoteca y la caja que se lo ha dado también , ¿acaso tú no?