Debió ser hacia finales del anterior milenio, quizás en una charla con Grego, Rafa, Chito y Pepe, en la Plaza de San Francisco, en calle Beatas o en la Plaza de la Merced, cuando descubrí a Manolo Kabezabolo.

—Un tío que está en el manicomio y sale para cantar. Te partes con él.

Vale. Y me compré “Ya hera ora”, su primer disco, de 1995, en formato “casette”. Lástima que no lo conservo. En la portada reza: “No pagues más de 1550 pts”. Igual fui tan gilipollas que hasta pagué más, no lo sé, no me extrañaría.

El aborto de la gallina, Anarkía, God Save The Queen, Reptil-Gusano, Véndemelo, Un papel morao (“Vuelvo para kasa solo y moskeado/de repente en el suelo/un papel morao, un papel morao/¡¡MIL DUROS!!”), Póngame Un Dyc (“Barman, póngame un Dyc/pa un white label no me llega”), Vota Idiota (“Ya estoy hasta los kojones/otra vez hay elecciones/y tendremos ke aguantar/la propaganda electoral”), Mata a tu viejo, Viva Yo Y Mi Kaballo, Tuna Punk, No Me Emborratxo Más, Sid Vicious Song (“Si Sid Vicious hubiera konozido el kalimotxo/no habria muerto de sobredosis/Si Sid Vicious hubiera konozido el kalimotxo/habria muerto de cirrosis”), Kamino Del Bar (“Vamos todos, vamos ya/kamino del bar/Vamos todos ahora mismo/kamino del bar»)…

En el diario El País de 20 de diciembre de 2020, apareció el artículo “Nada tumba a Manolo Kabezabolo”, que leí con fruición, a pesar de la rareza que representa que Manolo se deje caer por este tipo de medios…

Manolo vive —tiene 54 años— y sigue siendo un hombre sabio: “solo he tenido una depresión, a los 12 años, pero todavía me dura”.

Al parecer, todo lo que dice Wikipedia de Manolo es falso, pero, sin embargo, sí hay algo de verdad en lo relativo a su internamiento: el día de los inocentes de 1993 fue ingresado en el Centro Neuropsiquiátrico Nuestra Señora del Carmen en Zaragoza, por un nuevo ataque psicótico. En un permiso conoció al promotor de conciertos Manuel Delgado, que había escuchado alguna de sus grabaciones y le propuso dar conciertos, a lo que Manolo respondió: “No puedo, vivo en un centro psiquiátrico”.

Y aquí es donde, en esos momentos estelares de la vida, el mito y la realidad confluyen: Delgado consiguió que el médico de Manolo le autorizara la salida, como parte de su terapia, para dar conciertos de rock.

Dice que lo ha dejado. Ha sacado un nuevo disco en 2020 (“Tanto tonto, monta tanto”): me lo compro. Larga vida a Manolo Kabezabolo y a la gente cuerda como él.


José María López Jiménez

Especialista en regulación financiera. Doctor en Derecho

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