En febrero de 2023 la Comisión Europea publicó un nuevo desarrollo pacto verde, este centrado en la industria (“A Green Deal Industrial Plan for the Net-Zero Age”).
De los muchos aspectos destacables, son dos a nuestro juicio los que sobresalen:
(1) La creación en el medio plazo de un Fondo Soberano Europeo (“European Sovereingty Fund”) (pág. 13), que nos hace recordar casi de inmediato, como caso de éxito, al Fondo Soberano Noruego. El Fondo Soberano Europeo tendría por finalidad preservar una ventaja europea en tecnologías emergentes relevantes para las transiciones verde y digital («the twin transition»): microelectrónica, computación cuántica, inteligencia artificial, biotecnología…
Del texto de la Comisión se parece desprender que más importante que la rentabilidad derivada de estas inversiones será el acceso por parte de todos los Estados al fruto de los proyectos en los que se invierta, lo que podría desnaturalizar la forma de inversión adoptada.
(2) La Comisión vuelve a reconocer que la transición verde requerirá financiación privada, pues la inversión pública no será suficiente para cubrir todas las necesidades de gasto (pág. 14): “For successful net-zero transformation, we need vast amounts of private-sector financing in particular, financing raised through capital markets from a broad range of investors, including small retail investors as well as big institutional ones”.
Como se aprecia, se hace hincapié en la Unión del Mercado de Capitales, y, curiosamente, se promueve una menor dependencia de la financiación bancaria para la obtención de fondos para gestionar la transición verde por parte de las compañías, lo que choca, por otra parte, con los esfuerzos demandados al sector bancario europeo por la propia Comisión (Plan de Acción sobre finanzas sostenibles de 2018, revisado en 2021) o por el Banco Central Europeo (Guía sobre riesgos relacionados con el clima y con el medioambiente, de 2020).
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