Con la llegada de los meses de junio y julio comienza el agosto de los agentes de los jugadores de baloncesto (y de otras disciplinas deportivas), pues los resultados de la temporada recién concluida provocan la ejecución de las opciones de renovación —o todo lo contrario—, las salidas más o menos consensuadas a pesar de la vigencia de los contratos y la concreción de los fichajes tejidos en los meses precedentes.

El “dolo bueno” (“dolus bonus”) se tolera en el tráfico comercial desde antiguo, y consiste en la exageración de la bondad de un determinado bien o servicio, aunque su único requisito, desde un punto de vista lógico, al menos, es que dicho bien o servicio tenga existencia real.

Es en estos momentos del fin de temporada, con la amplificación de los medios de comunicación, cuando los agentes suelen exagerar las características de sus jugadores patrocinados, pues, como es natural, cuanto mayor sea la contraprestación del posible nuevo contrato para su representado mayor será su comisión.

En el número 26 de la revista Jot Down (marzo de 2019) se recoge el artículo “El deporte es cosa de periodistas (embusteros)”, de Marcos Pereda, en el que se da cuenta de una anécdota atribuida a Bobby Knight:

«En baloncesto, por su parte, es bien recordada la anécdota de Bobby Knight, el técnico de la Universidad de Indiana Bloomington, que en enero de 1993 anunció la contratación de un joven serbio llamado Ivan Renko. “Llega para cambiar este deporte, es una superestrella”, dijo el respetado entrenador. Mientras el tipo desembarcaba en América los periodistas se lanzan a debatir sobre sus habilidades. Los hay que dicen haberle visto en un partido celebrado, meses atrás, en New Hampshire. Es increíble, es un portento. Clark Francis, seguramente el analista más respetado del baloncesto universitario estadounidense en la época, no está de acuerdo. Sí, Renko tiene buenos fundamentos, pero tampoco es una locura, le queda mucho que aprender.

Y tanto que le quedaba. Resulta que Ivan Renko jamás existió, fue una invención de Knight, dispuesto a cerrar la boca a todos aquellos reporteros que tanto fardaban de ver todos los partidos posibles. Incluso los de un jugador que había salido directamente de su imaginación».

En el blog de 20 Minutos “Qué fue de… El blog de los deportistas olvidados”, se aportan algunos detalles adicionales en el “post” titulado “Quién no fue… Ivan Renko”, de Tim Siglo XXI.

Al parecer, Knight, al ser entrevistado tras un partido, dio la primicia de que “habían encontrado al mayor talento del baloncesto actual, un base croata [en Jot Down se afirma que su nacionalidad era serbia] de 2,07, llamado Ivan Renko, que podía jugar en las 5 posiciones y que dominaba todas las facetas del juego, podía anotar, rebotear y asistir sin problema” (es inevitable recordar el parecido con jugadores como el serbio Dejan Bodiroga o el croata Toni Kukoc, ambos en activo en aquellos años).

Según este “post”, Knight supo presuntamente de este jugador gracias a nuestro también recordado Díaz Miguel, a quien conoció años antes en un “clinic” en España.

Desconocemos exactamente con qué fin, pero «Muchos scouts (reclutadores de jugadores) quisieron encontrar información o videos sobre el gran Ivan Renko, incluso uno de ellos, Clark Francis [el citado en Jot Down], afirmó haberlo visto y dijo que “no era para tanto”».

El artículo de Marcos Pereda finaliza con una referencia a Eusebio Ariel Frodosini, “un argentino fichado por el Unicaja de Málaga que unía a su capacidad atlética y su buena lectura del juego el hecho de no hacer nacido”, aunque esta otra historia, que requiere de alguna investigación adicional por nuestra parte, la reservamos para otro momento.


José María López Jiménez

Especialista en regulación financiera. Doctor en Derecho

1 comentario

Antonio Manuel · 8 junio, 2019 a las 1:40 pm

Curiosa historia, muy reveladora de lo que pueden llegar a ser algunos periodistas. En todos los gremios hay ovejas negras y gente con afán de protagonismo supongo. Enhorabuena por el artículo José María

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