(El título de este post se inspira en el del artículo «Banqueros sobradamente preparados: algunas reflexiones sobre la idoneidad para el desempeño», López Jiménez, J. Mª., y Perea Ortega, R., Diario La Ley, nº 8.353, 2014).
Elizabeth McCaul, miembro del Consejo de Supervisión del BCE, ha pronunciado un interesante discurso sobre las expectativas supervisoras de la institución relacionadas con los consejos de administración de las entidades bancarias (“Bank boards and supervisory expectations”, 3 de diciembre de 2020).
Aprovechando que el discurso se pronunció en Florencia, se refirió a los Medici [1], a la contabilidad de partida doble [2], a las letras de cambio, a la red comercial tejida por esta familia a lo largo de toda Europa en el siglo XV, con casas de representación en Venecia, Londres, Génova, Barcelona…
Pero, obviamente, a lo que más atención prestó fue al conocimiento y a las competencias exigibles a los vocales de los consejos, en su doble función ejecutiva y supervisora.
Sin embargo, nos ha llamado la atención el siguiente párrafo del discurso:
“To live up to the task of navigating, the board as a whole must have the right expertise and diversity of experience. I recall here that the Medici’s success was based on diversification from more than size and was very different from earlier Italian banks. Board members need to have the gift of versatility, and should not be comprised only of experts from similar backgrounds. Broadening perspectives and crafting outcomes that might not be imagined if group think takes over comes from drawing on a myriad of backgrounds and experiences. Often persons with high ethics and common sense are the most valuable directors and may not solely be those with only typical bank board member backgrounds. […]”.
Ciertamente, causa sorpresa que se identifique a las personas con mayores estándares éticos y sentido común como los consejeros más valiosos, cuando, si atendemos al apartado 64 de las “Directrices de la Autoridad Bancaria Europea sobre la evaluación de la idoneidad de los miembros del órgano de administración y los titulares de funciones clave”, al evaluar los conocimientos, las competencias y la experiencia de un miembro del órgano de administración, se tendrá en cuenta la experiencia teórica y práctica relacionada con:
- Banca y mercados financieros.
- Requerimientos legales y marco regulatorio.
- Planificación estratégica, comprensión de la estrategia o plan de negocio de una entidad y su cumplimiento.
- Gestión de riesgos (identificación, evaluación, seguimiento, control y mitigación de los principales tipos de riesgo de una entidad).
- Contabilidad y auditoría.
- Evaluación de la eficacia de los procedimientos de una entidad, garantizando un gobierno, supervisión y controles efectivos.
- La interpretación de la información financiera de una entidad, la identificación de las cuestiones clave basándose en esta información y la adopción de controles y medidas adecuados.
El órgano de administración en su conjunto debe entender adecuadamente, además, las áreas de las que los miembros son conjuntamente responsables, incluyendo los siguientes aspectos (apartado 71 de las Directrices): el negocio de la entidad y los principales riesgos relacionados; cada una de las actividades significativas de la entidad; áreas relevantes de competencia sectorial/financiera, incluidos los mercados financieros y de capitales, la solvencia y los modelos; contabilidad e información financiera; gestión de riesgos, cumplimiento y auditoría interna; tecnologías de la información y seguridad; mercados locales, regionales y globales, según corresponda; entorno jurídico y regulatorio; competencias directivas y experiencia en dirección; capacidad de planificación estratégica; gestión de grupos (inter)nacionales y riesgos relacionados con las estructuras de grupo, cuando corresponda.
Seguramente sean pocas áreas de conocimiento, porque, probablemente, en la próxima revisión de las Directrices también se incluyan, entre otras nuevas competencias, las relacionadas con la información y los riesgos no financieros, con los factores ambientales, sociales y de gobernanza (ASG), o con el cambio climático y la biodiversidad (en este sentido, véase el apartado sobre gobierno interno del documento de consulta de la EBA sobre riesgos ASG, publicado el 3 de noviembre de 2020).
Qué duda cabe de que ser ético y tener sentido común son elementos no técnicos pero imprescindibles para todo buen banquero, que se deben conectar, necesariamente, con unas capacidades casi enciclopédicas, que no paran de crecer, en los ámbitos financiero y no financiero.
Notas
[1] A los Medici dedicamos alguna atención en “El sistema financiero y su histórica y estrecha relación con el arte y la cultura» (eXtoikos, nº 18, 2016):
«Ferguson (2009, págs. 42-48) nos ilustra acerca del origen de los Medici y su relación con el poder y el arte. Con los primeros impagos soberanos en el siglo XIV (los de Eduardo III de Inglaterra y el rey Roberto de Nápoles), que arruinaron a sus acreedores florentinos, emergen los Medici, cuya impronta está ligada al Renacimiento, a la banca, al patronazgo y al arte. Dos Medici fueron papas de la iglesia católica, dos fueron reinas de Francia y tres fueron duques. Fue Nicolás Maquiavelo quien escribió su historia. Su patronazgo de las artes y las ciencias alcanzó a genios como Miguel Ángel o Galileo, y su legado arquitectónico todavía subsiste en Florencia (la villa de Cafaggiolo, el castillo de San Marcos, la basílica de San Lorenzo, el palacio Vecchio…). El origen de todo este esplendor se encuentra en su profesión de banqueros especializados en el cambio de moneda (“Arte de Cambio”), con una red de sucursales bien asentada por toda Europa. La destrucción de su legado queda marcada por la “hoguera de las vanidades” instigada por Savonarola en 1497 (que inspira el título de la novela de Tom Wolfe, de 1987)».
[2] Para más detalle, véase el artículo de Cruz Padial, I., “Aproximación a la contabilidad por partida doble en la Casa de Contratación de Sevilla”, eXtoikos, especial nº 3, 2020, dedicado a la primera vuelta al mundo de Magallanes y Elcano.
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