Por invitación del “European Center for Innovation and Entrepreneurship” (ECIE), el 16 de octubre de 2018 participé, en representación del proyecto de educación financiera Edufinet, en una sesión formativa en el Instituto Belvárosi Gazdasági Szakgimnáziuma (BGSZG) de Budapest, destinada a jóvenes de varios países de Europa (Austria, Hungría, Italia, República Checa y Rumanía).
El título de mi ponencia fue “European Financial System: Current Situation and Future Challenges”. Dividí mi exposición en cinco bloques:
- Introduction and initial remarks
- The 2008 financial crisis
- The financial system
- The European Financial System
- Final considerations and conclusions
Dado el perfil de los asistentes y la singular relación de Hungría con la Unión Europea, que pretende imponer sanciones al país magiar por la infracción de determinadas disposiciones del acervo comunitario, opté por centrarme en los aspectos más prácticos para los jóvenes, como la identificación de las funciones del sistema financiero, con particular atención a la financiación de la actividad económica, y los retos y oportunidades que brinda la revolución tecnológica.
En todo caso, dado que el 15 de septiembre de 2018 se cumplió el décimo aniversario de la quiebra de Lehman Brothers, me pareció oportuno comenzar mi intervención con algunas referencias genéricas a la crisis financiera y económica y a sus consecuencias geopolíticas y sociales.
El acto transcurrió con normalidad, se formularon algunas preguntas por los jóvenes, que mostraron especial interés por los aspectos relacionados con las nuevas tecnologías, y ahí terminó la sesión.
Como suele ocurrir, fue con posterioridad, en un cruce informal de impresiones con los profesores de los alumnos, cuando surgieron algunas de las cuestiones de más interés: me agradecieron las referencias a Lehman Brothers y al origen de la crisis, porque estos alumnos, en aquellos años, rondaban los 10 años de edad, luego carecen de un conocimiento directo de los hechos. Para sorpresa mía, me indicaron que los antecedentes de la crisis, y la experiencia de Lehman en concreto, no es objeto de estudio de forma sistemática, luego el desconocimiento de estos aspectos es prácticamente total. Dada la heterogeneidad de los países de origen y de los planes de estudio en cada uno de ellos, no he tenido oportunidad de profundizar en lo anterior para su confirmación; probablemente, no se trate más que de meros comentarios a los que no hay que dar más valor.
En mi caso concreto, como en la generalidad de las personas de mi generación, la Revolución Rusa de 1917, el crac bursátil de 1929, la Gran Depresión, el ascenso al poder de los regímenes totalitarios de todo signo y la Segunda Guerra Mundial, forman parte del conocimiento que nos permite ubicar los hechos recientes en una perspectiva histórica mucho más amplia, lo que facilita su comprensión y la identificación de las medidas sanadoras que se podrían adoptar.
Pero me preocupa, en el fondo, que la mayor crisis financiera y económica posterior a la Gran Depresión, esto es, la Gran Recesión, con todo lo que ha supuesto, pueda ser una desconocida para los jóvenes europeos que rondan los 20 años de edad, y que, para algunos de ellos, las primeras referencias les hayan sido facilitadas por un malagueño, en Budapest y en 2018.
Más allá de lo anterior, que podría ser anecdótico, quizás debamos plantearnos que una “disciplina fronteriza” como la educación financiera (Domínguez Martínez, J.M., “La educación financiera: inventario de cuestiones planteadas”, eXtoikos, nº 17, 2015, pág. 4), que cada vez se va acercando a ámbitos más diversos, deba incluir en el catálogo de materias a desarrollar, sobre todo entre los más jóvenes, la Historia Económica.