(Joël Dicker, «La verdad sobre el caso Harry Quebert», 2012)

“A principios de 2008, aproximadamente año y medio después de haberme convertido, gracias a mi primera novela, en la nueva gran promesa de la literatura norteamericana, estaba inmerso en una terrible crisis de la página en blanco, síndrome que al parecer no es extraño entre los escritores que han conocido un éxito inmediato y clamoroso”.

[…]

“A medida que reflexionaba, me sentí invadido por una sensación extraña que no había experimentado desde hacía mucho tiempo: tenía ganas de escribir. Escribir lo que estaba viviendo, lo que sentía. Pronto un aluvión de ideas brotó en mi cabeza. Más que tener ganas, necesitaba escribir. Aquello no me había pasado desde hacía un año y medio. Como un volcán que se despertara de pronto y se preparase para entrar en erupción. Me precipité sobre mi ordenador portátil y, después de haberme preguntado un instante cómo debería empezar esta historia, comencé a escribir las primeras líneas de lo que se convertiría en mi siguiente libro”.

[…]

“Harry, ¿cómo se puede confiar en tener siempre la fuerza para escribir libros?

—Algunos la tienen, otros no. Usted la tendrá, Marcus. Estoy seguro de que la tendrá.

—¿Cómo puede tenerlo tan claro?

—Porque está dentro de usted. Es una especie de enfermedad. La enfermedad del escritor, Marcus, no es la de no poder escribir más: es la de no querer escribir más y ser incapaz de dejarlo”.


José María López Jiménez

Especialista en regulación financiera. Doctor en Derecho

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