En septiembre de 2014 el Banco Central Europeo redujo el tipo de interés al 0,05% (tipo de interés aplicable a las operaciones principales de financiación del Eurosistema), donde se mantiene, para desincentivar la inmovilización del dinero.
Estamos en una época de “estancamiento secular” (“secular stagnation”), caracterizada por la imposibilidad para una economía de lograr el pleno empleo, el crecimiento satisfactorio y la estabilidad financiera de forma simultánea a través de la simple aplicación de la política monetaria convencional.
Esto nos permite enlazar con las clásicas funciones de los bancos centrales, que son dos: alcanzar la estabilidad macroeconómica, lo que comprende la facilitación del crecimiento de la economía y la contención de la inflación, de un lado, y el logro de la estabilidad financiera, de otro.
El 22 de enero de 2015 el Banco Central Europeo anunció el comienzo de la compra de deuda pública de los países de la Eurozona, sobre lo que trataremos en una entrada posterior. Cuando en Europa se toma esta decisión de expansión cuantitativa (“quantitative easing”), en los Estados Unidos se busca el momento de ponerle fin.
Por ello, parece interesante conocer el tratamiento de choque seguido en los Estados Unidos por parte de la Reserva Federal, de la mano de un actor y testigo excepcional: su anterior presidente, Ben S. Bernanke.