“An italian monk, friend of Leonardo da Vinci, mathematician, and the ‘father’ of accounting, Lucca Pacioli, published his most famous work of mathematics in 1494. Although much of the book was devoted to geometry, one section described the ‘Italian’ technique of double-entry bookkeeping –a seemingly prosaic topic compared to the other subjects in his treatise. Yet this section immortalized Pacioli.

Pacioli based his bookkeeping method on a journal, a documentary record through time of the monetary inflows and outflows of the business. Each transaction is captured by two entries –a debit from one account and a credit to another. Debits and credits track the progress of the business through time, and they must balance each other when the accounts are periodically settled up –or else a mistake has been made. The genius of double-entry bookkeeping is that it was a means to reduce errors in documentation. But it also has a subtle effect. Once you begin to use it, you start to think of the world in terms of accounts. A household is not only a family, it is a sequence of expenses and periodic income. Even a soul can be envisioned as an account, with sins and penance needing to be totaled before passing on. The ledger becomes the quantitative essence of the organization –the numerical measure of its life”.

William N. Goetzmann, “Money changes everything. How finance made civilization possible”, Princeton University Press, 2017, págs. 246-247.

 

“La difusión teórica del método de la partida doble, debida a las publicaciones de Lucas Pacioli (1494), nos ha permitido conocer el desarrollo contable en aquella época y lo avanzado que estaba el método, hoy universalmente conocido y aplicado, pero cuyos principios básicos se establecieron entonces.

Podríamos decir que nuestro país, durante el siglo XVI, fue unos de los principales precursores del método de la partida doble, que resultó impulsado gracias a medidas tales como:

– La exigencia por ley a sus comerciantes y banqueros para que utilizaran el método de la partida doble en el registro de sus operaciones.

– La aplicación del método a las instituciones públicas.

– El establecimiento de un sistema de partida doble para llevar las cuentas de la Hacienda Pública.

[…]

Como síntesis de lo expresado, podemos argumentar que la creación de la Casa de Contratación de Sevilla, como ente para supervisar y controlar el tráfico de mercancías por el incremento que este experimentó en el siglo XVI, fue un factor decisivo para mejorar las prácticas contables, y que estas experimentaran un avance importante en nuestro país al utilizar una metodología que, sin ser exactamente la de la partida doble, se le pareció bastante. La coincidencia en el tiempo del método de la partida doble (1494) y del descubrimiento del nuevo mundo contribuyó de forma decisiva al avance de la contabilidad en nuestro país en el siglo XVI”.

Ignacio Cruz Padial, “Aproximación a la contabilidad por partida doble en la Casa de Contratación de Sevilla”, eXtoikos, número especial 3, “La primera vuelta al mundo de Magallanes y Elcano”, págs. 57-61.

 

“Aunque no es posible conocer con precisión las noticias concretas referidas a la primera infancia y formación de Octavio [Centurión], sí tenemos la fortuna de contar con una obra del escritor, tipógrafo y negociante genovés Doménico Peri (1590-1666), editada por primera vez en 1638, en la que describe las primeras etapas de formación de un joven que aspiraba a ser un gran hombre de finanzas. […].

Para concluir el apartado de formación correspondiente a escritura, el joven negociante debía aprender también los secretos materiales de las anotaciones contables y en particular la escritura doppia o partida doble que curiosamente no se trataba en el capítulo de formación en matemáticas, sino en el de escritura, ya que se debía aprender como una forma más de anotación”.

Carmen Sanz de Ayán, “Un banquero en el Siglo de Oro. Octavio Centurión, el financiero de los Austrias”, La Esfera de los Libros,  2015, págs. 71, 75-76.

 

Retrato de Lucas Pacioli. Atribuido a Jacobo dei Barbari, pintado antes de 1516. Imagen tomada del siguiente enlace: http://www.museocapodimonte.beniculturali.it/il-ritratto-di-luca-pacioli-a-capodimonte/


José María López Jiménez

Especialista en regulación financiera. Doctor en Derecho

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