16 de junio de 2009: una de esas fechas que no se olvidan, la de presentación de mi primer libro, “Uso ilícito de las tarjetas bancarias” (editorial Bosch), en el Ilustre Colegio de Abogados de Málaga.
La obra fue presentada por Juan Titos Martínez, entonces Jefe de la Sección de Fraudes y Delitos Tecnológicos de Cuerpo Nacional de Policía en Málaga.
Durante su carrera profesional Juan Titos se convirtió en una autoridad, en Málaga y fuera de esta provincia, en lo relativo a la lucha contra la delincuencia económica y tecnológica. Lamentablemente, Juan nos ha dejado demasiado pronto.
En estos días se ha ponderado en los medios de comunicación su extraordinaria trayectoria y labor profesional como servidor público, pero con esta breve referencia quiero destacar otra vertiente en la que, a mi juicio, destacó tanto o más, como es la personal y humana.
En primer lugar, no tuvo ningún tipo de reparo en presentar mi primer libro, a lo que accedió encantado y sin necesidad de insistir mucho, conocedor como era entonces de mi trayectoria personal (qué recuerdos de Granada y Almuñécar…) y profesional de los anteriores años.
Ahora me percato de mi inconsciencia al pedir a uno de los mayores expertos en la materia que presentara esta ópera prima: si detectó muchos errores o inconsistencias, los guardo para sí, desde luego…
Ya me llamó la atención entonces el despliegue de medios de comunicación y el aparente interés despertado por el libro: entrevistas en diarios como Sur o Málaga Hoy, con amplia cobertura escrita, a página completa, al día siguiente; menciones en prensa nacional; requerimientos de programas de radio para explicar estos vericuetos de las tarjetas y algunos de los riesgos asociados a su uso…
El autor del libro, en su vanidad, pensó entonces que si el impacto de la obra había sido tal, ello obedecía a él mismo y a la calidad de su aportación… Pasados los años escribí y presenté muchas más obras, y jamás ninguna otra concitó tanto interés como “Uso ilícito de las tarjetas bancarias”.
Juan, nunca me lo dijiste expresamente, pero te doy las gracias ahora, aunque sea a destiempo, por haberme hecho sentir por un día una persona relevante y que tenía algo que aportar en un mundo tan complejo, y del que eras referencia, como el de la lucha contra la delincuencia económica.