“Si habéis nacido en un país y en una época en que no sólo nadie viene a mataros a la mujer y a los hijos sino que, además, nadie viene a pediros que matéis a la mujer y a los hijos de otros, dadle gracias a Dios e id en paz”.

Jonathan Littell, “Las benévolas”, RBA Libros, S.A., Barcelona, 2007, pág. 28.

 

“El derecho del hombre a no matar. A no aprender a matar. No está escrito en ninguna de las constituciones existentes”.

Svetlana Alexiévich, “Los muchachos de zinc. Voces soviéticas de la guerra de Afganistán”, 1ª ed., 5ª reimpr., DEBOLS!LLO, Barcelona, 2021, pág. 28.

 

“Dedicamos el presente libro, en el momento en que la raza humana entra en el siglo XXI, a la memoria de los hombres y las mujeres que sirvieron y se sacrificaron en la Segunda Guerra Mundial para aumentar las posibilidades de libertad: libertad de palabra, libertad de cultos, libertad de vivir sin padecer pobreza ni temor”.

Williamson Murray y Allan R. Millett, “La Guerra que había que ganar. Historia de la Segunda Guerra Mundial”, Crítica S.L., Barcelona, 2005, pág. 8.

 

“A día de hoy, muchos creen que Estados Unidos venció a Hitler en solitario; sobre todo, entre la gente joven. El precio que el pueblo soviético tuvo que pagar por la Victoria, aquellos veinte millones de vidas humanas perdidas en cuatro años, es un dato desconocido. Tampoco conocemos la magnitud real del dolor que tuvieron que soportar”.

Svetlana Alexiévich, “La guerra no tiene rostro de mujer”, 1ª ed., 7ª reimpr., DEBOLS!LLO, Barcelona, 2020, pág. 137.

 

Telegrama remitido en 1945 por Winston Churchill al recién nombrado presidente Truman (“el telegrama del telón de acero”) (Winston Churchill, “La Segunda Guerra Mundial (II)”, 3ª ed., La Esfera de los Libros, Madrid, 2008, págs. 803-805):

“Estoy muy preocupado por la situación europea. Sé que la mitad de la Fuerza Aérea estadounidense que había en Europa ya ha comenzado a dirigirse hacia el frente del Pacífico. Los periódicos hablan mucho de los grandes desplazamientos de los ejércitos estadounidenses que salen de Europa. Es probable que también nuestros ejércitos, siguiendo lo acordado previamente, experimenten una notoria reducción. Seguro que se marcha el ejército canadiense. Los franceses están débiles y es difícil tratar con ellos. Es evidente que dentro de muy poco tiempo la fuerza de nuestras armas en el continente habrá desaparecido a excepción de unas fuerzas moderadas para contener a Alemania.

Mientras tanto, ¿qué va a ocurrir con Rusia? Siempre he apoyado la amistad con Rusia pero, igual que a usted, me preocupa mucho su distorsión de las decisiones de Yalta, su actitud con respecto a Polonia, su abrumadora influencia en los Balcanes, exceptuando Grecia, las dificultades que plantean acerca de Viena, la combinación del potencial ruso y los territorios que están bajo su control u ocupados por ellos, todo esto unido a la táctica comunista en tantos otros países y, sobre todo, su capacidad para mantener sobre el terreno ejércitos muy numerosos durante mucho tiempo. ¿Cuál será su posición dentro de un año o dos cuando el ejército británico y el estadounidense se hayan disuelto y el francés no se haya formado todavía a gran escala, cuando tengamos un puñado de divisiones, en su mayoría francesas, y cuando Rusia decida mantener doscientas o trescientas en servicio activo?

Bajan un telón de acero sobre el frente. No sabemos lo que ocurre detrás. No parece caber duda de que todas las regiones situadas al este de la línea Lübeck-Trieste-Corfú pronto estarán totalmente en sus manos, a lo que debemos añadir otra extensión enorme, conquistada por los ejércitos estadounidenses, entre Eisenach y el Elba, que supongo será ocupada por las fuerzas rusas dentro de pocas semanas cuando se retiren los estadounidenses. El general Eisenhower tendrá que tomar medidas de todo tipo para evitar otra inmensa huida hacia el oeste de la población alemana a medida que se produzca este enorme avance moscovita hacia el centro de Europa. Entonces el telón volverá a descender en gran medida, aunque no del todo. De este modo, una ancha franja de muchos cientos de kilómetros de territorio ocupado por los rusos nos separará de Polonia.

Mientras tanto nuestros pueblos estarán distraídos, castigando a Alemania, que está en ruinas y abatida; a su vez, dentro de muy poco tiempo, Rusia tendrá la posibilidad de avanzar, si así lo desea, hasta las aguas del mar del Norte y el Atlántico.

Sin duda, ahora es fundamental llegar a un acuerdo con Rusia o averiguar en qué posición estamos con respecto a ella antes de debilitar mucho nuestros ejércitos o de retirarnos a las zonas de ocupación. La única manera de hacerlo es mediante una entrevista personal. Le agradecería mucho su opinión y su consejo. Sin duda podemos asumir la postura de que el comportamiento de Rusia será impecable, lo que evidentemente nos brinda la solución más conveniente. Resumiendo, me parece que esta cuestión de un acuerdo con Rusia antes de que desaparezca nuestra fuerza eclipsa a todas las demás”.


José María López Jiménez

Especialista en regulación financiera. Doctor en Derecho

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