Este artículo no trata, en contra de lo que pudiera parecer, sobre la costumbre antigua de depositar un óbolo en la boca de los muertos, como pago anticipado a Caronte por cruzar el alma de los fallecidos a la otra parte de la laguna Estigia (o del río Aqueronte, según ciertas fuentes).

Más bien, guarda relación con la obra de Juan Carlos León “¿Quién cantará en tu entierro?” (Wabi Sabi Investments S.C., mayo de 2018), y el vínculo de algunas estrellas del firmamento musical con una de las más materiales de las manifestaciones humanas, el dinero, en la muerte o en su cercanía.

Janis Joplin (1943-1970): Su cuerpo sin vida apareció en la habitación 105 del Landmark Motor Hotel, en Hollywood. La despedida musical «no tuvo lugar durante su funeral sino en una fiesta privada celebrada tres semanas después de su fallecimiento. En vida, Joplin había estipulado que reservaría dos mil quinientos dólares para que se celebrara dicho evento. Cumpliendo con su voluntad, su hermana Laura, su cuñado Seth Morgan y algunos amigos íntimos, organizaron la fiesta en The Lion´s Share, en San Anselmo, donde los Grateful Dead tuvieron el honor de tocar para unas doscientas personas. En las invitaciones al acto rezaba el siguiente mensaje: “Las bebidas corren por cuenta de La Perla”. “Todo el mundo se puso tan borracho como pudo”, dijo James Gurley, su exnovio y compañero de la banda Big Brother and The Holding Company: “Creo que fue nuestra forma de decirle adiós”, sentenció».

Big Joe Turner (1911-1985): Se puede pensar que los artistas, como los deportistas, viven en la gloria terrenal para siempre, pero la realidad no siempre es esta: en muchas ocasiones las deudas les agobian y mueren en la pobreza. Es el caso de este rockero: “Turner fue enterrado en el Roosevelt Memorial Park, en Gardena, Los Ángeles, en una tumba sin nombre, pues murió sin dinero, sumido en deudas. En 1991, Akio Yamanaka, editor de la revista japonesa Juke, promovió una recogida de fondos para comprarle una lápida decente al Jefe del Blues”.

David Ruffin (1941-1991): El solista de “My Girl” falleció en la penuria, como Big Joe Turner: “El 5 de junio, Ruffin llegó a Detroit para recibir sepultura. Mientras su hijo David y su hermano Jimmy conseguían el dinero necesario para su entierro, su cuerpo permaneció en la funeraria Swanson´s. De acuerdo con su exesposa Genna Sapia-Ruffin, Michael Jackson donó siete mil dólares para la causa, y Aretha Franklin otros dos mil”.

Carl Perkins (1932-1998): En su funeral cantó Ricky Skaggs, que interpretó la canción “Silver and Gold”: “Puedes comprar una casa y cosas materiales, pero no puedes comprar el tiempo ni con oro ni con plata”.

Bob Marley (1945-1981): Un cáncer se lo llevó a los 36 años en Miami, en tránsito desde Baviera, camino de Jamaica, donde no pudo exhalar el último aliento como era su deseo. Además de con su música nos quedamos con sus últimas palabras, dirigidas a su hijo Ziggy: “El dinero no puede comprar la vida”.

Para finalizar, un recordatorio-consejo: por precaución, si Stevie Wonder aparece por nuestra ciudad, salgamos de ella con rapidez, porque, por lo que relata Juan Carlos León en su libro, es un asiduo de los funerales de las estrellas del rock.


José María López Jiménez

Especialista en regulación financiera. Doctor en Derecho

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