La inflación es un fenómeno económico que produce un aumento continuado del nivel general de precios de una economía. La variación de los precios de una economía puede calcularse para el conjunto de los bienes y servicios que integran el PIB, para los productos industriales, para la construcción, para los bienes de equipo, para los bienes y servicios que consumen las familias, etc. La medición de la variación de los precios que afectan al consumo de las familias se realiza mediante el Índice de Precios de Consumo (IPC) (Edufinet, “¿Qué es la inflación?”).
En nuestro país, tras 30 años de baja inflación, incluso de deflación y estanflación, la situación se ha alterado notablemente en apenas unos meses.
En una entrada anterior nos referimos al fenómeno conocido como “shrinkflation”.
Isabel Schnabel, en un discurso de 17 de marzo de 2022 (“A new age of energy inflation:climateflation, fossilflation and greenflation”), ha acuñado tres nuevas derivaciones, relacionadas con la transición energética: “climateflation”, “fossilflation” y “greenflation”.
El primero de los fenómenos apuntados se refiere al aumento de los precios por los costes propios del cambio climático. Según aumenta el número de catástrofes naturales y de eventos climáticos extremos, se produce un impacto en la actividad económica y en los precios.
Reflejo del aumento del precio de la energía fósil y del impacto en el índice general de precios es la “fossilflation”. En 2019, según Schnabel, los productos derivados del petróleo y del gas natural representaban el 85% del consumo total de energía en la Eurozona.
Por último, y ligado a lo anterior, conforme avanza la transición sostenible y las empresas se adaptan y reducen sus emisiones de CO2, aumenta el uso y el coste de ciertos minerales como el cobre, el litio o el cobalto. Es aquí donde encontramos la “greenflation”. Los vehículos eléctricos, por ejemplo, usan seis veces más minerales que los vehículos tradicionales. Una planta eólica “offshore” necesita siete veces más cobre que una planta de gas.
Esto origina una importante paradoja asociada a la lucha contra el cambio climático: “cuanto más rápido y urgente se vuelve el cambio hacia una economía más verde, mayores pueden resultar los costes a corto plazo”, concluye Schnabel.
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