El pasado 30 de junio de 2021 finalizó el plazo para canjear los billetes y las monedas denominados en pesetas por euros. Para un análisis más propio de la psicología queda la justificación de por qué se ha dejado para los últimos días un canje para el que hemos dispuesto de 20 años…
Estos billetes, fundamentalmente, nos han permitido identificar el dinero con personajes como Colón, Pizarro, Cortés, Celestino Mutis, Bécquer, Pardo Bazán, Galdós, Falla…
No es extraño, pues “Los temas representados en los billetes han respondido a diversas motivaciones, la mayor parte de las veces para rendir homenaje a personalidades destacadas en los más diversos ámbitos que forman parte de nuestra historia. En las primeras emisiones era frecuente encontrar alegorías de contenido económico (el Comercio, el Trabajo, la Agricultura, la Industria…), ideológico y de exaltación de valores (la Justicia, la Familia, la Libertad, la República…) o dedicadas a las Bellas Artes” (“Adiós, peseta”, Real Casa de la Moneda, Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, sin fecha, pág. 20).
Es una paradoja que un elemento tan material como es el dinero (a pesar del proceso de descorporeización en curso) esté tan íntimamente ligado a la personalidad y a los sentimientos de quienes han sido sus usuarios.
Recordemos las palabras del preámbulo de la Ley 46/1998, de 17 de diciembre, sobre introducción del euro:
“No quedaría completo este preámbulo sin un elogio y despedida de la peseta. Cabe recordar aquí la probable etimología catalana de la peseta y el origen liberal de su elevación a unidad monetaria nacional. En efecto, durante largo tiempo la peseta convivió con reales, doblones, escudos y otras monedas, hasta que la Revolución de 1868 la convierte en la unidad oficial del sistema monetario español, posición que ha mantenido desde entonces, a través de diversas vicisitudes y distintas acuñaciones de monedas y emisiones de billetes del Banco de España. Es justo reconocer, por otro lado, que la peseta ha compartido el papel de unidad de cuenta en la práctica cotidiana con su múltiplo el duro.
Pues bien, es indudable que el Reino de España y los ciudadanos que dan el impulso primordial a sus instituciones tienen una acreditada vocación europeísta y que han promovido y acogido muy favorablemente tanto la unión monetaria como los demás avances de la construcción europea. Sin embargo, el saludo de bienvenida al euro no impide la evocación afectuosa de una moneda, la peseta, que ha dominado la vida económica española durante ciento treinta años, se ha introducido en la literatura y en los dichos populares y ha servido para cifrar el trabajo, los negocios, los impuestos y las ilusiones de muchas generaciones de españoles”.
Por todo ello, a quienes hemos mantenido, más o menos tiempo, esta relación con la peseta, sin dejar de apreciar el euro como una moneda que sirve para tender puentes entre los europeos y para reforzar nuestros valores comunes (véanse los arts. 2 y 3 del Tratado de la Unión Europea), nos causan cierta sorpresa, incluso dolor, las opiniones de los más jóvenes: “Para mí no significan nada, no viví con ellas”; “Sabía que existían por la tele, estaban en una caja” (“Los adolescentes saludan y despiden a la peseta”, El País, 1 de julio de 2021, pág. 40).
Con la peseta se cerró una época y se abrió otra. Su recuerdo quedará en los manuales de economía e historia, y también en quienes las usamos para realizar pagos, contraer y saldar deudas, poner valor a los bienes y servicios y, sobre todo, cifrar nuestros sueños.
Añadido al post. Según la nota de prensa publicada por el Banco de España el 26 de agosto de 2021:
«Finalizado el pasado 30 de junio el plazo para cambiar los billetes y monedas en pesetas por euros en el Banco de España, los ciudadanos han canjeado el 96,8% del valor de las pesetas que estaban en circulación en diciembre de 2001, que ascendía a 48.750 millones de euros.
Ha quedado, por tanto, sin canjear el 3,2% del valor de los billetes y monedas en pesetas en circulación en diciembre de 2001, el equivalente a 1.575 millones de euros. De ellos, 793 millones corresponden a billetes y 782 millones a monedas en pesetas, lo que representa el 1,7% y el 31%, respectivamente, del importe en circulación en el momento de la introducción del euro.
El mayor volumen de pesetas se canjeó en los primeros seis meses desde la puesta en circulación del euro: hasta el 30 de junio de 2002, fecha en la que los billetes y monedas en pesetas se podían cambiar tanto en el Banco de España como en las entidades de crédito, se cambió el 94,5% del importe de las pesetas que circulaban a finales de 2001».
(Imagen tomada de: https://www.diariosur.es/sociedad/pesetas-valor-cambio-20201116134050-nt.html)